Quiero decir que he cambiado


Pero no tanto.

He cambiado en que ya no paso mis domingos viendo películas hermosas acurrucada en el sillón tapada con frazadas y ronroneada por mi gata. Películas hermosamente tristes, conmovedoras hasta las lágrimas, después de la cual me encerraba en mi pieza y abrazaba la almohada llorando por quién sabe qué; alguna herida antigua saliendo a la luz, curándose, purificándose.

Extraño esos momentos de autocompasión en los que no pensaba en nada más que nada, dedicada a mirar el techo, o la pared de al lado de mi cama. El roce de mis sábanas preferidas en mi piel, y pensar en aquel hombre que no está, que no existe, pero que quién sabe algún día aparecerá y me amará.

Las mañanas ya no son tan largas como me gustaría. Y no porque me levante tarde sino todo lo contrario. Dormir hasta las diez y desayunar hasta las doce es lo más parecido a una mañana feliz que puedo imaginar. Despertar sin despertador, quizás dormir un poco más, y recién entonces prepararme un desayuno, y no emitir palabra hasta después de sorbido mi vaso de agua. Leer el diario, escuchar la radio. Después ver los mails escuchando perros de la calle, y empezar a diagramar mi día, mi semana.

Nada más lejos de tanta parsimonia en estos despertares: alarma a las siete, no me puedo mover hasta y veinte, me preparo un café como puedo y me devoro las tostadas rápido; esto es si quiero bañarme y llegar limpia; si leo el diario, debo correr para llegar a la parada antes de que aquel famoso treinta y nueve tres pase de largo y deba esperar al siguiente diez fatales minutos más.

Supongo que extrañaré medir mis días como espacios a rellenar con las obligaciones movibles hasta las quince treinta, para llegar puntualísima y bien comida a la facu. Decenas de horas por semana para preparar los trabajos prácticos. Darme el lujo de tomarme tres tardes enteras para hacer uno así por ejemplo: Ver una película. Volverla a ver, pararla para tomar notas. Leer bibliografía al respecto. Y escribir, escribir y escribir hasta que siento que ya está bien, imprimir, y esperar la satisfacción de entregar en fecha, y de haber dado lo mejor de mí. ¿Seguiré siendo la niña olfa que una vez fui?

Ahora se me avalanzan dos bloques horarios rígidos, dos grupos de obligaciones que no puedo dejar de lado, y que juntas ocupan once horas diarias. Todavía no sé cuáles serán mis espacios a rellenar. Ojalá sean muuuchos, rellenos con dulce de leche y batata...

Todavía sigo siendo sólo hermana e hija, pero pronto seré tía, en escasos días. ¿Cómo será esa pequeña pulguita que iluminará mis días?

No tanto che. Porque sigo teniendo la misma cara que cuando niña, varios testigos lo afirman. Porque en el fondo soy la colgada de siempre, actitud que abre ventanas fantásticas al instante para irme de paseo por la galaxia. Porque río sin motivos. Porque lloro con motivos. Porque la vida me sonríe y me da ganas de cantar y bailar hasta llorar de felicidad.


Comentarios

Anónimo dijo…
el mejor post en mucho tiempo. no se porque lo ilustras con esa chica triste cargada con su planta solitaria alimentada por un asesino a sueldo q nada tiene que ver con lo que describis. ojala mi estilo no me delate, aunq lo dudo un poco..
Oruga Viajera dijo…
Me alegra que haya pasado señorita... ya le venía el reclamo Angelinatownnn...

Por otro lado, puse esa foto porque no encontré la que quería, que es la última escena de la película, cuando la planta en el jardín de su escuela para que eche raíces.

Venía a simbolizar el comienzo de una etapa, plantar la plantita..., con mi plantita a otra parte... entendés?? jjaja
Te veo hoy.... ojjjjjj fff***==/#@!!!
Anónimo dijo…
somos pocos y nos conocemos mucho.......
Anónimo dijo…
Sí, la verdad es que es muy buen post. Lo releí recién más tranquilo y se me vino una frase de Goethe a la cabeza: "Los esfuerzos son la medida de la fuerza".
Creo que es lo más inteligente que puedo acotar a (y frente a) tantas emociones juntas.
Y decirle, señorita, que su post ha quedado arcaico, a partir del momento en el que USTED SE CONVIRTIÓ EN TÍA POR PRIMERA VEZ.
Amo sus días; la amo a usté.

Entradas más populares de este blog

Otra nota mental