Un nuevo cuento de hadas y gorilas
Mayday, mayday, grey day... Quisiera que venga un gorila y que con sus alas me lleve a ver todo en perspectiva. Una casa, otra casita, Bueno ahora tenés que hacer esto, decir esto, hablar con este otro. Después doblás a la derecha y listo. Pum pum, dos tiros, pero chaleco antibalas, no preocuparse. Ocúpese, no le ocupe la mente a los demás. Haga lo que tiene que hacer. Pero... qué triste que el amigo sea gris, y que el payaso no llore... ¿Y qué pasa si ya no hay colores? ¿De qué me visto? ¿Me querés decir? Bueno, eso no es problema, querida, trépate a tu castillo de amor, y cual Rapunsel, lanza tu frondosa cabellera hacia el bosque del este. Y hacia allí, el fondo, con casitas, caballos y doncellas lavando sus calzones a la vera del río. Oh! Maravilloso... ¡Gracias Gorila! ¡Miles de gracias! Y despacito (aunque no llegué a ver bien) dio un golpecito de talones, y salió volando con su gorro de coronel.