¿Algún traductor en la sala?
Me estresan los hombres. Me estresa pensar en ellos, enfrentarme a ellos, verlos, hablarles, entenderlos. ¡No los entiendo! No me entiendo a mí frente a ellos. Es como llegar a la frontera de un país de Europa central, y mirar los Alpes desde este lado. Y que un agente de aduana me pida el pasaporte en otro idioma. Un idioma rarísimo, con muchas erres. Áspero. Y yo me quedo con la mente en blanco, mirándolo. Imaginando lo que sucede allá, del otro lado, en un bosque en medio de los Alpes. ¿Algún traductor en la sala?