Dios es japonés

" En una vieja novela rusa, las cartas servirían para alimentar el fuego en una noche de invierno. Jamás para arder en el jardín, rociadas con aceite, en una mañana de verano. Pero en la sórdida realidad del mundo en que vivimos, personas empapadas en sudor queman cartas por la mañana, y en verano. En este mundo, uno no puede guiarse por sus preferencias. Hay cosas que no pueden esperar hasta el invierno"

Pequeño fragmentirijillo de "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo" de Haruki Murakami

Bueno, estas breves pero cómodas vacaciones aproveché para leer este precioso libro. Es tan especial Murakami que me produce un efecto extraño. Por un lado, no quiero ni puedo parar de leerlo, ni aunque me esté muriendo de sueño, o tenga que salir. A veces me encuentro diciéndole a mis amigos que vuelvo a mi casa en lugar de quedarme a tomar unos mates con ellos, pensando sólo en ese preciado momento en que estaré leyendo "mi" libro a solas.

Y por el otro, quedo tan absorta en él, que después salir a la realidad me genera una especie de incomodidad. Como si perdiera la capacidad para enfrentarme a personas reales, que hacen y dicen cosas, y esperan de uno que haga y diga cosas. Como que si tengo que ocuparme de la vida cotidiana, no puedo. Termino en una nube de subrrealidad que se entremezcla con sueños y la gente...

Así que lo guardé para las vacaciones.

Cuestión que recién voy por la mitad, y pasado mañana sigo con las obligaciones... buuu. Lo dejaré como consuelo cuando no pueda dormir de los nervios. Porque aunque trate, seguro me voy a poner nerviosa e insomne con eso de producir cortometrajes como estudiante, pero con la presión de un profesional.

En fin. Post que terminó siendo intimista.

Y dejo una pregunta. ¿Usted ha quemado ya las cartas de su ex-novio/a? ¿Lo haría alguna vez?

Saludos...